viernes, 16 de diciembre de 2016

Con buena compañía, quizá no nos importara tanto el dinero

Creo que podríamos vivir bien y vivir felices estando sólo ligeramente por encima del nivel de subsistencia, teniendo qué comer, qué beber y un techo al que podamos llamar "nuestro sitio". 

Y todo esto no es caro ni difícil de conseguir, o no debería serlo. No deberíamos machacarnos tanto para conseguir ganarnos la vida como hacemos hoy en día, con horarios de trabajo largo, con mucho estrés y mucha exigencia y competición. Tampoco tendríamos que necesitar endeudarnos tanto. 



Una casa simple en la que vivir


Pero no tenemos bastante con estar justo por encima del nivel de subsistencia. Este nivel de vida no nos asegura ser apreciados por los demás. Tener lo justo para vivir es tener bajo poder adquisitivo, ser pobre, no poder participar en el estilo de vida más extendido, no poder ir de viaje, de cena, de copas, etc. 




Nuestra vida social depende mucho de nuestro poder adquisitivo


Nuestras relaciones personales y nuestros planes dependen en gran medida de nuestro poder adquisitivo, porque nos sentimos obligados a igualar el estilo de vida de las personas con las que nos relacionamos, y muchos planes cuestan dinero que hay que poder gastarse. 

En la medida en la que deseamos unirnos a esas personas, ser apreciadas por ellas y realizar esos planes, podemos llegar a sentirnos muy mal por no conseguirlo. Por eso podemos sentirnos muy mal por no lograr cierto poder adquisitivo, tan mal que parezca que la vida no tiene demasiado sentido. Y de ahí la sensación de no estar alcanzando un mínimo para vivir. 




Nuestro problema quizá no sea nuestro poder adquisitivo, sino nuestras relaciones personales


Podemos llegar a pensar que nuestros problemas tienen relación con no ganar suficiente dinero, cuando quizá el problema es no tener el aprecio y la compañía de otras personas. 

Mi idea es que, si lograsemos el aprecio de otras personas, independientemente de nuestro poder adquisitivo, podríamos ser felices con la riqueza justa para vivir. 

Esto, además, nos liberaría del dinero y de los problemas que tenemos para obtenerlo o por no obtenerlo. 

Quizá debiéramos concentrarnos en encontrar a gente que nos aprecie, y no a gente que nos dé mucho dinero. 

miércoles, 16 de noviembre de 2016

La dificultat de valorar el presupuesto público

Nueva linia de tranvía en la ciudad: 200 millones

Reforma de una plaza: 600 millones

Un kilómetro de linia de tren de alta velocidad: 15 millones

Este post: No tiene precio







¿Es barato o caro?


Aparentemente, todas estas cosas son caras, ya que estamos hablando de millones de euros, pero no se trata de nuestro presupuesto personal, sino del presupuesto público, y las cantidades de dinero que se mueven en él son muy diferentes a las cantidades que movemos cada uno de nosotros cotidianamente. 

Un nuevo tren, una nueva escuela o una nueva autopista no son cosas baratas, pero son necesarias y por eso la administración se hace cargo de ellas, porque nosotros no lo haríamos. ¿Pero cómo podemos saber si sus costes son altos o bajos?





¿Cómo valorar el gasto público?


Si mi alcalde dice que el nuevo tranvía cuesta 200 millones, no tengo muy caro si eso es caro o barato. ¿Por qué? Porque no estoy acostumbrado a manejar un presupuesto como el público ni a comprar tranvías.

En primer lugar, no solemos saber de cuanto dinero disponen las administraciones públicas. ¿Tú sabes cuanto dinero recauda tu país en impuestos anualmente? Yo no.

En segundo lugar, no gestionamos un presupuesto como este y no nos resulta nada familiar. Si voy al supermercado, sé que es barato o caro porque voy a comprar frecuentemente y siempre comparo precios entre establecimientos. Tengo una idea de a qué precio debería poder comprar las cosas.

Si queremos saber si una linea de tranvía es barata o cara necesitamos saber de cuanto dinero disponen las administraciones públicas, cuales son sus principales partidas de gasto (salud, educación, seguridad, infraestructuras, etc) and the money generally investedy cuanto dinero se invierte habitualmente en ellas.

Podemos mejorar nuestra opinión sobre el gasto público y nuestras exigencias si conocemos el gasto público como conocemos nuestros propios gastos personales.

 


miércoles, 19 de octubre de 2016

Resúmemelo, por favor

Hoy en día, tenemos tanta información a nuestra disposición que no sabemos qué hacer con ella, perdiendo la concentración buscando y leyendo información dispersa entre miles de páginas web. 

Puedo pasarme tardes enteras buscando y leyendo cosas online; lista de resultado de una búsqueda, publicaciones en redes sociales, diarios digitales, tutoriales de cualquier cosa, foros o artículos de Wikipedia, donde puedes ir de enlace en enlace hasta el fin de los tiempos

A menudo comienzo a buscar y mirar cosas pero lo dejo porque me canso de no encontrar lo que busco. Navegar por Internet puede ser bastante frustrante.




Esta pareja necesita un resumen de toda esta información




Por qué resumir es tan importante?


Hoy en día, hay una gran cantidad de información, productos y sugerencias a las que prestar atención. Si queremos que nos presten atención, necesitamos impresionar en pocos segundos y en pocas palabras, el tiempo del que disponemos antes de que se aburran y pasen de nosotros.

Si queremos llamar la atención, debemos aprender a resumir nuestro mensaje, hacerlo corto y, al mismo tiempo, interesante. Si no es así, la gente pasará de largo.

Si publicamos cosas, debemos hacerlo de la forma más breve, precisa e interesante que se nos ocurra.
   

lunes, 8 de agosto de 2016

La tragedia de los comunes

Dejamos que se agoten los recursos, aunque no sea bueno



La tragedia de los comunes es una situación en la que un grupo de individuos agota un recurso limitado que comparte, aunque a ninguno de ellos le interesa que eso pase.

Ninguno de los individuos quiere que se agote ese recurso, pero por otra parte quieren disfrutar de él, y suponen que, si no lo hacen ellos, el resto de individuos lo va a hacer, con lo que el recurso se agotará igualmente, pero sin que nosotros lo hayamos podido disfrutar.

En estas circunstancias, no hay incentivo para conservar los recursos comunes, porque las opciones probables son que consumamos el recurso y se agote o que no lo hagamos y se agote igual. Si se va a agotar igual, al menos disfrutarlo, no?




Ejemplos 



Hay ejemplos clásicos, como los pastos para el ganado, las tierras fértiles para el cultivo o la pesca, y ejemplos más modernos, como la emisión de gases de efecto invernadero.

Una atmósfera con una proporción adecuada de gases de efecto invernadero, que mantenga el clima estable, es el recurso a conservar, la emisión de más gases para satisfacer nuestras necesidades, como nuestro estilo de vida y el crecimiento económico, es el uso de ese recurso. 



El cambio climático sería un caso de tragedia de los comunes porque, a sabiendas de que no es bueno que el recurso en cuestión se agote, no estamos dispuestos a renunciar a su consumo. Se organizan cumbres sobre el tema, pero no hay compromisos serios, porque nadie quiere renunciar a los beneficios del consumo de ese recurso. Por ejemplo, los países en desarrollo exigen que los países desarrollados reduzcan más su consumo, ya que estos llevan más tiempo emitiendo gases. 




Otros ejemplos 



El dinero disponible de los trabajadores para consumir productos seria un recurso compartido por los empresarios, con el que obtienen ventas y ingresos. 

Bajar salarios y reducir puestos de trabajo agota ese recurso, porque los trabajadores pueden consumir menos, y las ventas y los beneficios bajan, pero se ahorra en costes laborales. 

El empresario lo sabe, pero prefiere ahorrarse costes laborales porque, probablemente, el resto de empresarios así lo harán, y el pagará altos sueldos pero las ventas caerán igualmente. 

También se puede dar el caso contrario. El recurso son los puestos de trabajo y los sueldos que ofrece el mundo empresarial, los trabajadores comparten ese recurso, que se agota si se consumen productos baratos, que hacen que las empresas no puedan pagar salarios tan altos. 

El trabajador puede intuir que, si compra productos baratos, obliga a los empresarios a bajar costes, entre ellos su sueldo, pero puede preferir hacerlo porque, aunque el consuma productos caros, el resto igual no lo hace. Total, el gastará más dinero en productos más caros pero su sueldo puede disminuir igualmente. 



lunes, 4 de julio de 2016

Cómo remunerar adecuadamente las actividades con coste marginal cero

Coste marginal cero. Una gran oportunidad y un gran desafío


En la actualidad, y gracias fundamentalmente a las tecnologías de la información, existen gran cantidad de productos y servicios de coste marginal cero. Estos productos se pueden ofrecer a todos nuestros posibles clientes sin que nos cueste dinero hacérselo llegar a cada uno de ellos. 

Esto es una gran oportunidad de negocio y de difusión, porque con Internet tenemos una audiencia mundial, y no nos cuesta nada o muy poco vender nuestro producto a toda esta gente. Vendemos más y a menos coste. 

Productos como la música, el cine, los libros o las series de televisión pueden ser reproducidos tantas veces como se quiera y enviarse donde se quiera sin que nos cueste demasiado dinero ni esfuerzo adicional. Ya no son necesarios los discos, DVD's o libros en papel para hacer llegar nuestra obra al cliente, ni todo el transporte ni distribución que estas tecnologías requerían. 


Tienda de discos, un lugar en peligro de extinción


Pero este hecho también trae consigo grandes desafíos. 
Además de la pérdida de puestos
de trabajo relacionados con la distribución de un producto físico que ya no es necesario, el productor de tales productos y servicios ha visto como perdía el control sobre la distribución de los mismos. Se ha hablado mucho sobre el daño que está causando la piratería a los músicos, productores o escritores, pero no se ha podido recuperar el control de las copias sin consentimiento de sus autores. Quien no quiere pagar encuentra la manera de no hacerlo. 



Hacen falta nuevas fórmulas de remuneración

Antes comprábamos discos y películas porque era la única manera de consumir música y cine. Ahora podemos acceder a estos servicios desde Internet, de forma más barata y más masiva. Las formas de pago también deberían cambiar. 

El consumidor no quiere o no puede pagar mucho dinero por cada producto digital que adquiere, y tampoco quiere realizar el pago por cada producto que adquiere. 

Para mi la solución son las suscripciones o donaciones anuales de una cantidad no demasiado alta (entre 5 y 10 euros) que dé acceso a todo o gran parte del material disponible hasta la fecha o publicado ese año. Hay que aprovechar el alcance masivo y el bajo coste de estos productos para hacerlos más asequibles al público. 

El público podría permitirse realizar suscripciones anuales por valor de unos 100 euros anuales y saber que está contribuyendo a remunerar el trabajo de muy buenos profesionales, y estos profesionales podrán seguir dedicando tiempo a producir y mejorar estos productos. 




lunes, 20 de junio de 2016

Buscar trabajo no es un trabajo, es emprender

Aquellos que habéis pasado tiempo buscando trabajo, habréis oído alguna vez aquello de que buscar trabajo es un trabajo, en referencia al hecho de que, para encontrar trabajo, hay que dedicar el mismo tiempo y dedicación que en un puesto de trabajo. 



Después de haber pasado tiempo buscando trabajo y haber pasado tiempo emprendiendo, creo que habría que matizar esta afirmación. 

Creo que buscar trabajo se parece más a emprender que a trabajar. 




¿En qué se parecen emprender y buscar trabajo?


- Sin jefe

Cuando buscamos trabajo o cuando emprendemos, no tenemos a un jefe o tutor que nos diga lo que tenemos que hacer. Todo lo que hacemos sale de nuestra propia iniciativa. Eso en el trabajo no suele pasar. 

No tenemos horarios fijos, ni un sitio al que ir cada dia, podemos trabajar cuando y donde queramos, y centrarnos en aquello que creamos más conveniente. 


- Necesidad de vender

En un puesto de trabajo, a excepción de los puestos comerciales, sólo has de hacer tu trabajo, sin tener que convencer a nadie de que compre tu producto. 

El principal objetivo del que busca trabajo es convencer a alguien para que nos contrate, para que compre nuestro producto. Buscar trabajo tiene un objetivo esencialmente comercial. 

El emprendedor, además de desarrollar su producto o servicio y el proceso para fabricarlo, también dedica gran parte de su tiempo a convencer a posibles clientes de que compren su producto.

Tanto el emprendedor como el buscador de empleo tienen que vender porque...


- Si no vendes, no comes

Efectivamente, el trabajador tiene un sueldo a final de mes por el hecho de haberse presentado cada día al trabajo. Pero para el que busca trabajo, igual que para el emprendedor, eso no será suficiente. Si no convences a alguien para que compre tu producto, no ingresas por tu esfuerzo hecho. 




Para acabar


Buscar trabajo se parece más a emprender que a trabajar, y requiere unas habilidades y unos hábitos que por lo general el que busca trabajo no tiene, porque está preparado para trabajar y no para emprender. 

Encontrar trabajo, al menos el de cierta calidad, se ha convertido en una actividad difícil en los últimos años, casi tanto como emprender, y no parece que vaya a mejorar a corto y medio plazo. 

Teniendo en cuenta esto, creo que todo el mundo debería adquirir habilidades tales como dirigir i planificarse, desarrollar un producto que valga la pena o crear una extensa y productiva red de contactos. Esas son las habilidades que nos pueden ser útiles para mejorar nuestra trayectoria profesional en los tiempos actuales. 



lunes, 6 de junio de 2016

Meritocracia

¿Qué es la meritocracia?

Un tipo de organización social que se caracteriza por otorgar mayor reconocimiento, estatus y recompensa a aquellos que hacen las cosas mejor y dan mejores resultados. 



¿Es habitual?

La meritocracia es menos habitual de lo que cabría esperar.

Esto es así porque cada persona intenta lograr el máximo reconocimiento, estatus y recompensa para sí y los suyos, independientemente de si lo merecen o no.

Esto significa que no necesariamente nuestro interés vaya a ser recompensar a aquellos que hacen las cosas bien. Es más, podemos ver a aquellos que hacen las cosas bien como una amenaza a la cual hay que parar los pies. No solo no los recompensamos, sino que los castigamos.   



¿Cuándo se recompensa más a los que mejor lo hacen?

No obstante, hay situaciones en las que no hay más remedio que recompensar a los mejores. 

Necesitamos dejar de banda nuestros intereses personales y contar con los mejores cuando existe una competición muy dura contra otros grupos de personas o cuando nuestra situación, y la de los que nos rodean, es muy mala para todos. En estas situaciones, necesitamos a aquellos que puedan hacer algo para sacarnos del problema o hacernos ganar la competición.


Un ejemplo muy claro es el fútbol profesional, donde juegan los mejores, y no los hijos de los dirigentes ni de los entrenadores. Si no pones a los mejores, pierdes, y eso la afición no lo va a perdonar fácilmente. Y sin afición, no hay equipo que aguante. 


El fútbol es muy meritocrático, ser hijo de no te convertirá en la estrella del equipo



En el fútbol hay mucha rivalidad entre equipos, y hay que contar con aquellos que nos puedan dar la victoria, y no con nuestros allegados. 

Por lo que parece, la competición colectiva o una crisi colectiva estimula más la meritocracia que ninguna otra cosa. 

viernes, 27 de mayo de 2016

¿Qué podemos creernos?



No es fácil obtener información fiable sobre las cosas que nos afectan pero, en la medida en la que debemos actuar y tomar decisiones, necesitamos creer en algo. Todos nuestros actos y decisiones se basan en algún tipo de información o de creencia. Para poder actuar, debemos aceptar como cierta alguna premisa, aunque sea de forma temporal y sujeta a prueba. Y debemos actuar a diario.


Estamos llenos de dudas, pero hay que tomar decisiones de todas formas



¿Por qué la información no suele ser demasiado fiable?


Por exceso de información, debido a las nuevas tecnologías de la información, y debido a la propaganda a la que estamos sometidos. 

Internet nos ha permitido publicar cualquier tipo de información y ponerla a disposición de cualquiera con acceso a la red. Una enorme cantidad de información está a nuestra disposición ahora mismo, incluyendo esta entrada. No suena del todo mal, pero es muy difícil (por no decir imposible) poder buscar y revisar la información que más nos convenga. Con una búsqueda en nuestro navegador, podemos encontrar miles o millones de referencias sobre nuestra búsqueda. 

Además, la gente que nos ofrece información suele estar muy interesada en hacernos creer aquello que les interesa a ellos, pero no necesariamente a nosotros. Así, las empresas están interesadas en vender sus productos, pero no tan interesadas en que compremos en producto adecuado para nosotros. Y los políticos están más interesados en nuestro voto que en aquello que nos conviene. 

¿Podemos creerlos, si sospechamos que no les interesa ofrecernos la información que más nos conviene?




¿Y qué podemos hacer?


A pesar de todo, necesitamos creernos algo para poder tomar decisiones. Necesitamos adquirir cosas, elegir estudios o ver qué hacer con nuestros ahorros. Podemos tener la información adecuada o no, per algo tendremos que hacer. 

Probablemente, no estaremos completamente seguros de la información de la que disponemos para tomar estas decisiones. No estamos seguros de la calidad del producto que nos venden, no estamos seguros de si esos estudios son los más adecuados o no estamos seguros de si esa inversión será rentable. 

Probablemente, el vendedor nos quiere vender ese producto de todos modos, la universidad quiere que estudies allí de todos modos y el banco quiere que contrates sus productos financieros, también de todos modos, aunque igual no sea lo mejor para tí. 

En estos casos, siempre podemos buscar otras alternativas, escoger la que parezca más interesante y probar. Podemos salir perdiendo o aprender algo nuevo que no sabíamos, pero no hacer nada nos condena a no ganar ni aprender nada. 

lunes, 9 de mayo de 2016

¿Es bueno tener tantos emprendedores?


El emprendedor está de moda

Emprender es un verbo de moda desde hace algunos años. Durante este tiempo, una de las soluciones más comentadas que se han dado para superar la falta de empleo debido a la crisis ha sido el emprendimiento.

Según se comenta, el emprendimiento permite crear activitades económicas y empleos nuevos ahí donde las empresas tradicionales y la administración publica no llegan. En lugar de ser empleados reactivos que ocupan un puesto de trabajo creado por alguien, los emprendedores se mueven buscando oportunidades de crear algún valor añadido que hasta ahora nadie hacía. Este nuevo valor añadido estimula la innovación, la creación de conocimiento y tecnologia que hacen que la economía de un país se regenere permanentemente y mantenga o mejore su competitividad. 

Como estandarte de está moda encontramos las jóvenes empresas del sector tecnológico, empresas que surgieron de la nada hace pocos años y hoy están muy presentes en nuestras vidas. Ahí tenemos las Google, Facebook, Apple, Amazon y un largo etcétera. 

Sede de Google en Silicon Valley. Quizá hayas llegado a esta página usando este famoso buscador

Más emprendedores, más pobres

El emprendimiento está bién por las razones anteriormente expuestas, pero nuestro problema es pensar que puede solucionar nuestros problemas de desempleo, de deuda pública y privada y de devaluación salarial. El emprendimiento debe ser vocacional, y no una solución desesperada para salir de una situación de desempleo. 

Un dato interesante. Los países más prósperos tienen menor porcentaje de población emprendedora, mientras que los païses menos prósperos tienen un mayor porcentaje. El país de Google, los Estados Unidos, tienen un 7,5% de emprendedores, mientras que en Bangladesh, país famoso por las miserables condiciones de trabajo de los trabajadores del textil, tiene el 75%. 

Este 7,5% de emprendedores americanos no deja de ser curioso, ya que podriamos pensar que allí, quien más quien menos, es fundador de una start-up.

Que emprenda quien tenga un sueño, no una necesidad

Creo mucho en el emprendimiento. Emprender nos puede permitir ser más proactivos y hacer cosas más acordes con nuestros intereses y con nuestro talento. También creo que es un mundo menos discriminatorio, porque lo que importa es el producto o servicio creado, y no tanto las características personales del emprendedor, como la edad, nacionalidad o color de piel, el tipo de cosas que pueden pesar en el mercado laboral. 

No obstante, creo que el emprendimiento sólo traerá prosperidad a un país si, aquellos que emprenden, lo hacen motivados por el sueño de tirar adelante un proyecto personal, que detecte una necesidad lantente y que aporte una mejora a la sociedad. 

No traerá prosperidad si mucha gente emprende como única forma de ganarse la vida, generalmente agotando todos sus ahorros y ofreciendo productos y servicios ya saturados de oferta.